Todos estamos de acuerdo en que el sistema con el que nos regimos en España ha fracasado. Ha acabado consolidando una partitocracia y ha favorecido que un amplio sector de la población viva del papá Estado. Muchos dirán que no es cierto, y que la Constitución sigue estando muy viva pero no podemos negar que después de estos años, los españoles no somos iguales, no hay separación de poderes, unos pagan otros cobran, y somos un país que en lo económico, cultural y societario tenemos poco recorrido.
Ante esta realidad, ¿qué podemos hacer? Confiar en Mariano Rajoy es una quimera. Si vivieramos hace cien años nos confiaríamos a los espadones del Ejército,pero hoy eficazmente por la acción política, este ha quedado desarticulado. Podríamos volcarnos en los intelectuales, pero de nuevo la mediocridad de los políticos los ha terminado por alejar de cualquier aspecto que se denomine político (siempre y cuando haya intelectuales). Unámonos en una pelea de clases, pero las clases han sido habilmente polítizadas para separar España en dos, no por realidades sociales sino por ideologías. Uno o es de derechas, o es de izquierdas, uno no es de un barrio, uno no es de una profesión, no uno es o rojo o nacional. Tal es así que ni Rajoy ni Rubalcaba quieren disociarse de ese binomio no vaya a ser que pierdan lo que sujeta el bipartidismo. Total que no sabemos unirnos, y si lo hacemos lo hacemos no en beneficio de algo sino en contra de algo (ahí están los antisistema, siempre y cuando, otra vez, veamos de un color u otro). Total, ¿qué nos queda para poder cambiar este sistema injusto? Otro partido político podría ser la solución, pero ¿tenemos uno capaz de contravenir y sobreponerse a los designios del resto de políticos que no quieren ver perder su poder?
En este campo luce UPyD, en el que se mueven intelectuales como Sabater, que cada vez va creciendo, venciendo el ostracismo de los poderes políticos, gracias al eficaz boca a boca, entre los que piensan y que claman por estos como la única solución: La construcción de un nuevo sistema en base a la destrucción del actual pero desde dentro.
Pero seamos sinceros, ¿conseguirá sus objetivos en las próximas elecciones? Yo creo que no. ¿Y en las siguientes? Me da que tampoco. Pero no por culpa de ellos sino porque hay muchos que perderían su chiringuito y eso no se puede tolerar. Yo anticipo que antes de que UPyD consiga dar un paso hacia la consecución de su regeneración democrática, algo pasará, no intuyo el qué, pero algo, que impedirá que UPyD pueda cambiar algo del actual sistema.
Si no fuera así, los problemas que se plantean en nuestro sistema y que ya eran tales en los 90 con Felipe González, nos lo quiso cambiar Aznar. Y hoy ya se ve que Marianico tampoco. Ahora cuando los actuales gobernantes que cuentan con las más categóricas razones para reducir el peso del Estado y de la subvención proponen relajar los objetivos de déficit para no afrontar recortes autonómicos (¿para qué Marianín y Cristobalín me subisteis los impuestos entonces? ¡Mediocres!). La realidad de que el sistema ha fracasado se me impone ante mi con la realidad de que contra estos no podemos hacer nada y me empujan a postrarme en un estado de resignación atroz. Esa resignación contra la que se rebelaba Esperanza Aguirre. Pero, ¿qué si no? Esperanza no queda, ¿no los ves qué cara más dura tienen que se ríen de nosotros? Resignación, resignación, resignación... Pero no todo dura y por eso me armo de paciencia: Levius fit patientia quidquid corrigere est nefast - La paciencia hace más llevadero aquello que es nefasto, que dijo Horacio.
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