lunes, 20 de mayo de 2013

Educación de mínimos

No hay consenso para hacer una reforma educativa seria. Los políticos se olvidan a la hora de legislar del papel que han de jugar al gobernar para todos los españoles y defender sus derechos y exigir responsabilidades.

En un país como el nuestro hay intereses de todos los tipos, religiones, partidismos, enfoques... El Estado no puede atender a todos los enfoques que se dan en la sociedad española por lo que ha de centrarse en establecer unos mínimos. En este sentido, ¿el Estado ha de impartir lenguas regionales? Si el objetivo es que la materia sea común a todos, el Estado sólo debería garantizar el estudio del español y del inglés por su proyección internacional. El resto de lenguas quedarían como elementos a elección de los padres porque no todos en Galicia quieren aprender gallego y no porque unos quieran todos han de aprenderlo.

De igual forma, en el tema de las religiones, el Estado no puede impartir todas las religiones de un país. Favorecerá la ética, un elemento común para la convivencia, y hablar de la historia de las religiones para el conocimiento común de los chavales. Estudiar o no una religión será responsabilidad de los padres, ya que es su tarea educar a sus hijos en la fe que consideren, el Estado no está para eso. Si analizáramos así asignatura por asignatura veríamos que no todas tienen cabida en el sistema educativo y fomentaríamos un marco común que favorecería la convivencia. Un chaval ha de saber matemáticas, lenguaje, idiomas, ética, historia, ciencias naturales, poesía, pintura, teatro, física, química... El resto, lo singular, se lo han de incorporar sus padres. Pero si existe el mundo de los que viven de la subvención, también están los que viven del Estado y delegan en él todas las cosas. Si se establecieran unos mínimos se promovería unos padres más responsables en la educación de sus hijos. Pero está visto que esto no se quiere, se pretende que el Estado te cuide al niño y encima exigen que sea a su gusto. Lógico que quieran manipularlo.

Y así los políticos siguen cambiando leyes cada dos por tres, movidos por sus intereses. En el último caso, el de Wert, para unirse con el tema del aborto, en una nueva recuperación de las dos Españas con la asignatura de Religión, y las nuevas generaciones como las de la Logse, abocadas al fracaso.   

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