La encuesta de El País que refleja una caída del PP en 50 escaños, aupa a UPyD a la primera plana política. Y eso lo han conseguido sin ningún medio afín, y todos en contra. Es el primer partido que se postula sin intereses de poder, sino con el fin de cambiar las cosas, que quiere aunar a toda la sociedad para cambiar como si de un calcetín los problemas que aquejan desde hace mucho tiempo a nuestra sociedad y que tienen su máximo exponente en el sistema político.
Tanto Aznar como Rajoy lo tuvieron en la mano, pero no han querido cambiarlo, a pesar de su respaldo mayoritario. No quisieron y no quieren ver unos españoles iguales con independencia del lugar donde sean, una justicia independiente, alejándose de las manidas ideas de izquierdas frente a derechas. (No cuento con el PSOE porque ha dejado patente año tras año que su única intención es mangonear y que su estrategia la decide la demagogia).
Las personas amantes de una sociedad mejor, en donde prime el bien común y conscientes de que este sistema sólo se puede cambiar desde dentro, han girado sus ojos a la formación magenta. Tienen confianza en el magente, por eso ahora es el momento de UPyD. Seguirán sin el eco social de los medios (y ojalá sigan así). Llevan años de ninguneo mediático, creciendo por el boca a boca de la gente que ven en ellos la única alternativa. Tienen por ello la enorme responsabilidad y el deber de no defraudar a todos aquellos que no se resignan a votar al más malo (como tantos y tantos). En su camino tienen que hacer las cosas muy bien porque su votante no cabe duda de que es el más exigente y también con el sistema establecido de PP y PSOE que no perderán ocasión para atacarles. Ahora que no tienen una importante estructura es el momento de establecer las bases de lo que ha de ser la pieza clave para la regeneración de nuestro sistema de Gobierno y político. No pueden defraudar. Qué será de nosotros, si no.
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