La Unión Europea ha decidido acabar con las vinagreras (que no vinajeras) de las mesas de restaurantes. Este asunto busca que las casas de comidas no den gato por liebre. (Menos mal que está nuestros políticos) Así, en un año tendrán que desaparecer y sólo se podrán utilizar monodosis de plástico. Una vez más, los políticos vienen a demostrar su cortedad a la hora de legislar cuestiones en las que no se deberían meter porque son cosas que por un lado regula el propio mercado y por otro se controlan por medio de inspecciones sanitarias. ¿Cómo han llegado a la conclusión los políticos que los malos hosteleros pueden beneficiarse a la hora de trucar el aceite de las vinagreras? De toda la vida se han puesto junto con el servicio el juego de vinagreras, y no ha pasado nada. Más peligroso es que no se limpie la lechuga o el tomate. Además, ¿en qué cabeza entra que un restaurante pueda poner otra cosa que no sea aceite? Si es que se ve por el color. Y luego si das un producto malo, la gente no vuelve. El cliente es el principal supervisor y regulador. El Estado tiene que velar por lo que pasa en las cocinas. Porque si ellos han decidido no hacer nada por favorecerun mayor control sanitario, ¿cómo es que todavía mantenemos el pan sin estar empaquetado? ¿Y el vino? ¿Y el agua? Y no sólo eso, ¿cómo es que permiten que manipulen alimentos? Puestos, en breve, ofrecerán sólo fabada Litoral en la lata para que lo veamos, las albondigas, las natillas Danone... Por eso sólo puedo pensar en que los políticos han sido untados por los grandes fabricantes. Si estos no están detrás, no lo entiendo.
Yo no conozco a nadie que se haya quejado del aceite de los bares. Y si hay dudas, más controles. El otro día decían que el garrafón en España se debe a vasos mal limpios con lo que no es el garrafón sino el Mistol. Si tuvieran interés se pondrían a legislar en estas cosas y no las tonterías.
En fin, ésta es una nueva estupidez que demuestra lo alejados que los políticos están alejados de la realidad. Pero claro, en cuanto cogen el escaño se cambian de casa a otro barrio de más parné, se cogen el coche oficial y adiós muy buenas humana realidad. ¿Cómo van a saber entonces lo que la gente quiere, necesita o demanda? Me encantaría que cambiara la ley electoral para poder conocer al político que me representa, si le viera pasear por el barrio, comer en los sitios en los que la gente come, ir al trabajo en servicio público y demás cosas.. le podría alabar, reprochar, animar y comunicar aspectos en los que tiene que mejorar en las cámaras como representante público. Incluso hasta él se podría dar cuenta. Pero esto supone trabajar y claro, es pedir demasiado, además se vive tan bien alejado del mundanal ruido...
no lo entiendo,,,,, pero bien explicado esta en el articulo el caso es desviar nuestra atencion en cosas banales y no fijarnos en lo verdaderamente importante y peligroso de los restaurantes y de la gente que maneja nuestros alimentosssssssss
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