Los políticos han puesto sobre la mesa el debate sobre el aborto. Si no leemos este asunto entrelíneas caeremos en las redes de la trampa de la politización bipartidista que nos plantean. Este tema aunque no deja de ser de suma importancia, deja de serlo en la forma que lo plantean ambos partidos (o por lo menos el PP).
Si bien el PSOE se agarra a sus postulados en defensa de los derechos de la mujer, unido a un poco de anticlericalismo; el PP se manifiesta en fórmulas poco claras en vez de defender abiertamente los derechos del no nacido, dejando la acción más directa y los postulados más claros a la Iglesia. Se llenan la boca sólo con que cambiarán la ley (llevan un año diciéndolo) pero dejan a la Iglesia que sea la que defienda los postulados. Su objetivo no es otro que el de mimetizarse con la defensa de la vida pero sin decirlo abiertamente y sin actuar decididamente. Lo que dicho llanamente es una forma vil de coaccionar a un electorado que todavía piensa que el PP está decidido a defender los derechos del no nacido, y que van a prohibir el aborto (algo que no hizo Aznar y que tampoco hará Rajoy)
En mi opinión, todo viene porque temen el crecimiento de UPyD y el desencanto de sus bases ante la poca decisión de su Gobierno. Y quieren en base a las creencias religiosas asegurarse esa gran mayoría que vota para que por lo menos no mueran más inocentes. Una jugada más de los políticos que temen perder su poder y recurren a las dos Españas para rememorar viejos fantasmas. Un favorcito, además, para el asfixiado RuGALcaba.
Hay que mantener los colores azul y rojo para que todo siga igual. Lo hizo ZP con su ley de memoria histórica, lo hace el PP planteando el debate del aborto. Un debate que podía haber acabado hace ya mucho tiempo. Ojalá pudiéramos votar a las personas y no a los partidos.
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